Optional Info

Sidebar image descriptionAny information can be placed in the sidebar to help your website visitors navigate your site.

To make a boxed heading like the one above, simply apply the H3 tag.

To make a box like this, assign the "sidebarlt" class.

You can do anything with a sidebar box. Insert images, ads or other web content.

Here's a text link.

To make a box like this, assign the "sidebardk" class.

You can do anything with a sidebar box. Insert images, ads or other web content.

Here's a text link.

Transmisión en vivo

Transmisión en vivo

Mestros de Justicia: Lunes 7:30 de la mañana por radio alianza 610 AM

Un mensaje sobre el perdón

EnLa palabra “perdón” viene del griego “áfesis” y del hebreo “salák” y tiene el significado en ambos idiomas de “remisión y libertad”. Cuando nos perdonan están remitiendo nuestros pecados u ofensas, es decir eximiéndonos de toda responsabilidad y culpa acerca de ellos y nos están dando libertad; de la misma manera cuando nosotros perdonamos, estamos remitiendo los pecados u ofensas que otros nos han hecho y por ende les estamos impartiendo libertad. El salmista David reconoce, declara y presenta a Dios como un Dios perdonador, en el Salmo 86:5 dice: “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan” Cuando hace referencia a la fidelidad de Dios para con Israel, David añade en el Salmo 99:8 “Jehová Dios nuestro, tú les respondías; les fuiste un Dios perdonador, y retribuidor de todas sus obras”. Esto indica que nuestro Dios, es un Dios perdonador, y que podemos acercarnos confiadamente al trono de su gracia para pedirle que nos perdone y Él en Su grande amor y misericordia nos perdonará. Sin embargo debemos aclarar acá que el Señor perdona sobre la base del arrepentimiento y la fe en Cristo Jesús, esto es lo que declara Hechos 20:21 donde dice: “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”, “Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hch. 3:19). El ser perdonado es la mayor bendición que una persona puede recibir en esta tierra. El salmista David en el Salmo 32:1-2 dice: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad…” Porque esto significa que no iremos al infierno, sino que seremos aceptados en el cielo para vivir con Dios por la eternidad. El deseo de Dios es que todos procedamos al arrepentimiento como lo declara el apóstol Pedro en II Pedro 3:9 donde dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. En estos cuarenta días de perdón, escuchemos de una manera clara y directa el llamado de Dios que nos dice: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: Si tus pecados fueren con la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Ahora: El asunto del perdón no solamente debe ser tratado entre Dios y nosotros, sino que también el Señor Jesucristo enseñó que nos debemos perdonar los unos a los otros. El perdón entre hermanos, parientes, amigos, vecinos, conocidos y aún desconocidos debe ser parte de nuestra vida, si es que somos cristianos y queremos seguir el ejemplo y las enseñanzas de nuestro Maestro. Cuando el Señor Jesucristo enseñó a Sus discípulos a orar, en la oración del Padre Nuestro dejó establecida una verdad de suma importancia, y es la de que si no perdonamos a los hombres sus ofensas, tampoco nuestro Padre nos perdonará a nosotros las nuestras. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mt. 6:14-15). Lo que el Señor está diciendo aquí es una cosa muy seria, está declarando que nuestra propia salvación depende de este asunto, y eso es lo que muchos no se han puesto a pensar o no han entendido, por eso han endurecido su corazón delante de las ofensas que han recibido. Pero amado lector, no caigamos en esta sutil trampa del enemigo, no endurezcamos nuestro corazón. Estemos dispuestos a perdonar a nuestros semejantes, aún cuando las ofensas sean graves; sigamos el ejemplo de nuestro Señor, quien cuando colgaba de la cruz, siendo injuriado dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34). Este prólogo no podría estar completo sin tratar un tercer aspecto sobre el perdón, y es el de estar dispuestos a pedir perdón a nuestros semejantes. Una cosa es arrepentirnos y pedir perdón a Dios, otra cosa es estar dispuestos a perdonar a todos aquellos que nos han causado alguna ofensa, y otra cosa no menos importante es humillarnos e ir a aquellos a quienes hemos herido o lastimado, y pedirles que nos perdonen. En este punto es donde realmente manifestamos nuestro deseo de hacer la voluntad de Dios. Se requiere de humildad y mansedumbre para dar este paso. Muchos están dispuestos a venir ante Dios para pedirle perdón, algunos están dispuestos a perdonar a los hombres sus ofensas, pero muy pocos son lo suficientemente humildes como para ir a buscar a la persona o personas que han ofendido y pedirles perdón. Sin embargo esto es tan importante como los dos aspectos anteriores; de manera que si hemos ofendido a alguien, mostremos también arrepentimiento y vayamos con tal persona y arreglemos cuentas. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 5:23-26: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. Queda pues de manifiesto que, debemos estar dispuestos a ir pronto con aquellas personas a quienes hemos ofendido y pedirles perdón. El pedir perdón es también una muestra del verdadero arrepentimiento, a continuación usted encontrará una maravillosa exposición sobre la naturaleza del arrepentimiento, y cómo este don nos conduce mediante un proceso de transformación y cambio a la misma gloria de Dios. Es más el arrepentimiento es la clave para el avivamiento que pronto se desatará sobre toda la tierra.

Pastor Gustavo Adolfo Franco

Actividades Marzo 2010

 

Sábado 13
Desayuno hombres para Cristo
08:00 a.m.
Club Majadas - Restaurante Cantabria Q. 35.00 p/p
Martes 23
Reunión de Predicadores
07:30 p.m
 

 

 

 

 

Miércoles 24
Reunión de Líderes.
07:30 p.m.

 
Viernes 26
Culto y Vigilia - A cargo de Jóvenes Adultos
07:30 p.m
Domingo 28
Día de campo -Grupo de Jóvenes Adultos